En la historiografía y en la etnología de la antigüedad, el sector de la cuenca del Ebro que corresponde a La Rioja actual suele ser considerado como zona de transición y de poca personalidad, enclavada entre los pueblos celtíberos, famosos por los acontecimientos bélicos del siglo II a. C., y los del norte inculto y salvaje. Esta visión evidentemente se debe en gran parte a la pobreza de los datos lingüísticos que están a nuestra disposición para el territorio en cuestión: hasta hace poco tiempo faltaban totalmente inscripciones de lenguas prerromanas, con excepción de unas leyendas monetales, y siguen siendo bastante escasas las inscripciones latinas que transmiten antropónimos indígenas, al menos en comparación con regiones vecinas como p.e. los alrededores de Vitoria, en el norte, y los grandes sitios de Uxama y Lara de los Infantes en las provincias de Soria y Burgos.

Antes de entrar en el examen del material, unas palabras sobre la delimitación geográfica. Al buscar una entidad natural del paisaje que pudiera prestar a sus habitantes condiciones homogéneas para vivir -clima, particularidades del suelo, viabilidad- no es recomendable pararse en los límites regionales de la actualidad: el área que tenemos que tomar como base para buscar una unidad (o varias unidades) lingüísticas no coincide ciertamente con la actual provincia de La Rioja, sino más bien con todo lo que suele ser llamado Rioja por el uso actual -la alavesa, la navarra y la que lleva el nombre sin distintivo-3. Queda la incertidumbre de las fronteras naturales: mientras que hacia sudoeste y norte están definidas por el Sistema Ibérico y la Sierra de Cantabria, no hay ninguna barrera visible que separe nuestra región de sus vecinos hace el este y sudoeste.

Los etnónimos. En la antigüedad, el centro de la región que acabamos de delimitar fue dominado por la tribu de los Berones con su capital Vareia cuyo nombre sobrevive en el nombre de la población actual de Varea pocos kilómetros aguas abajo de logroño 4 lindaban inmediatamente los Vascones, y la entidad tribal que Ptolomeo llama Celtiberes, y del otro lado de las sierras habitaban los Varduli, los Caristi, los Autrigones, los Pelendones y los Arevaci. Por consiguiente, hay que considerar como presentes en La Rioja en primer lugar a los Berones, y al menos parcialmente a los Vascones y los Celtiberes. 5

Son etnónimos de calidad desigual. Ni Berones, ni Vascones pueden ser atribuidos a una cierta lengua porque los segmentos radicales son poco significativos6 y el sufijo -on- aparece en todas partes de la Península Ibérica.

En el caso de los Vascones siempre se ha discutido su relación con la leyenda monetal baśkunes o baŕśkunes (A.38) 7 Y con el etnónimo medieval y moderno de los Vascos 8. Sin embargo, quedan sin aclarar la diferencia entre b y v como sonido inicial, y la falta de la r en los testimonios de Vascones en los autores clásicos. En mi opinión, la única solución prudente (aunque tal vez no definitiva) sería el separar los dos nombres: por un lado una entidad que lleva un etnónimo celtibérico * Braskones 9 que denomina la unidad que emite las monedas mencionadas, y por otro lado un elemento onomástica vask- en Vascones que tal vez sobrevive en el adjetivo étnico actual vasco. Por lo demás, no hay que olvidar que palabras con v inicial (u consonántica delante de vocal) aunque sí son corrientes en la lengua celtibérica, en cambio no existen en ibérico y son rarísimas en la onomástica ausco-aquitanas 10 en la que se suele buscar un reflejo de la lengua vasca en la antigüedad.

En cambio, Celtiberes es una formación artificial de los autores clásicos 11, y no se sabe nada seguro sobre el nombre auténtico de la unidad prerromana que ocupaba la zona baja al sur del Ebro entre los ríos Alhama y Jalón: hay algunos indicios que hubiesen sido los Lusones12, cuyo nombre, como se sabe, encuentra una variante en el de los Lusitani en el oeste de la Península 13.

Los nombres de lugares. Por falta de estudios de mayor alcance por parte de los especialistas, sería prematuro intentar una síntesis sobre los topónimos de origen prerromano entre los nombres de lugares medievales y actuales, aunque no cabe duda de que aportarían una precisión considerable al cuadro que estamos diseñando de las lenguas prerromanas de la región. A algunos nombres modernos volveré más tarde al discutir los topónimos transmitidos en la antigüedad; por el momento bastará hacer observar que al sur del Ebro saltan a la vista varios topónimos modernos de posible procedencia celta -Agreda, Trévago, Cornago, Briones, Treviana, y otros K mientras que inmediatamente al norte del río empieza la onomástica vasca 15, a la que pueden ser atribuidos topónimos como Oyón, Mendavia, Lazagurría (Fig. 9).

En la toponimia antigua, a lo largo del Ebro y en la región a la derecha de este río, se nota la frontera o tal vez mejor una zona de transición: son claramente celtas Oeobriga, no lejos aguas abajo de Miranda de Ebro, y Vindeleia que suele ser buscada en los alrededores de Pancorvo. Menos seguros, pero con mucha probabilidad, se integran en el repertorio celta los nombres de Libia cerca de Herramélluri 16, de Tritium Magallum, hoy Tricio al sureste de Nájera 17, y de la ciudad de Vareia ya mencionada.

 

El nombre de la próxima estación, siguiendo el curso del río Ebro, Calagurris, hoy Calahorra, evidentemente es ibérico, pero el sufijo de su epíteto Nassica 18 y el del nombre de sus habitantes tal y como aparece en las monedas. Kalakoŕikoś  (A.53) , acusa una fuerte componente celtibérica entre los habitantes de la ciudad. Sigue Graccurris y su precusora lIurcis 19 que ya llevan nombres ibéricos de pura raza.

 

Cascantum tiene la estructura de un nombre claramente indoeuropeo, pero la forma de hoy, Cascante, se derivaría más fácilmente de un tema en -i o en consonante 20; en Livio y Plinio sólo se dan los adjetivos Cascanti y Cascantenses. Por lo demás el segmento radical, casc-, no encuentra ningún apoyo en los distintos repertorios onomásticos de la Península.

 

El primer elemento de Turiasso recuerda tanto la gran familia de antropónimos hispano-celtas de tipo Turus, Turaius, Turiacos, y otros, como al elemento homófono en antropónimos ibéricos como p.e. el Allavonensis Turibas en la tabula Contrebiensis y el Ennegensis Turinnus sobre el bronce de Ascoli 21; con respecto al sufijo, el único topónimo cotejable es Oiasso en el país de los Vascones, cuya transmisión, sin embargo, no es del todo segura 22.

 

Al otro lado del Ebro, no hay más de dos topónimos antiguos que pertenecen a nuestra región. De dudosa identificación Cara o Carum, atestiguando a través de k[ajrenses, en una inscripción hallada no lejos de Santacara sobre el río Aragón 23, Y por eso, considerado como nombre prerromano de este lugar; el elemento car- existe tanto en ibérico como en la antroponimia y toponimia de los celtíberos.

 

El nombre de la ciudad de Andelo o Andelos 24, actualmente recuperada por excavaciones en el término de Muruzábal de Andión, tampoco admite una atribución inequívoca: se encuentran nombres con and- o ant- en el repertorio celtibérico 25, pero igualmente parece lícito cotejar el andi-, ander- de la antroponimia austro-aquitana 26.

 

En fin, el monte Tullonius, hoy Toloño, al norte de Labastida, atestiguado a través de una inscripción votiva dedicada al dios epónimo 27: no disponemos de ningún criterio para identificar la lengua base de la que se ha formado este nombre.

 

Al incluir las leyendas monetales en escritura ibérica, dejamos el terreno de las ubicaciones indudables; sólo cuando la leyenda coincide perfectamente con un topónimo trasmitido por otras fuentes, podemos aceptar la identificación como definitiva: ya se ha mencionado Kalakoŕikoś (A.53) al lado de Calagurris, hay que añadir tuŕiaso (A.51) que se encuentra en las monedas de Turiasso. Es verosímil, además, pero no del todo comprobado que las leyendas titiakoś (A.58) y uaŕakoś (A.59) vienen de Tritium Magallum 28 y de Vareia 29 respectivamente. Una ciudad llamada Ergavica que emitió las monedas con leyendas primero celtibéricas y más tarde latinas, eŕkauika-ercavica (A.64)30 las tenemos que buscar en la zona limítrofe entre Vascones y Celtíberos: el nombre, por su estructura, se integra claramente en la lengua celtibérica.

 

Por otro lado, hay monedas que por su iconografía y por su estilo recomiendan la ubicación en una zona que va desde las estribaciones orientales de la Cordillera Cantábrica hasta la línea de Soria - Tudela aproximadamente, en marcada al norte por el valle del río Ebro, al su por el Sistema Ibérico. Varias de ellas pueden ser localizadas mediante topónimos modernos (aunque nunca está excluida la casualidad): a Osma de Valdegovía, a 25 kms. al norte de Miranda de Ebro, se atribuye la leyenda uśamus (A72); Ledesma, al sur de Tricio, puede haber sido la ciudad de la que vienen las monedas con leyenda letaisama (A68)31; el topónimo * Ouelia o * Ouelium del que se deriva Kueliokoś (A54) , puede coincidir con la forma antigua de Ouel, nombre de una población sobre el río Cidacos, 5 kms aguas abajo de Arnedo (La Rioja)32; menos fehaciente, aunque no imposible es la identificación de Arguedas, al norte de Tudela, con un topónimo antiguo Are-cór-(a)ta-s 33 que aparece en las monedas con leyendas Aŕekoŕata (A52).

 

Todavía sin apoyo por nombres modernos o fuentes antiguas con respecto a su situación geográfica quedan las cecas que empleaban las leyendas ekualakoś (A63) , louitiśkoś (A.55), oilaunu (A56) , teitiakoś (A57), que igualmente aparecen en monedas del tipo "Alto valle del Ebro». Nótese que cada una de ellas admite ser atribuida a la lengua celtibérica, no sólo por su sufijo sino también por sus elementos radicales34

 

 

Los antropónimos. Ya se ha dicho que la escasez de inscripciones latinas no permite conclusiones satisfactorias sobre la onomástica personal prelatina de la región 35. Los lugares que han conservado una cantidad representativa (aunque en ningún caso grande) de antropónimos indígenas están situados fuera del territorio que nos interesa, limítrofes de áreas vecinas más productivas -hacia el oeste de la zona autrigona, hacia el norte de las partes centrales de la provincia alavesa con los sitios importantes de Contrasta, Iruña y otros-.

 

De todas maneras, es notable que los pocos nombres indígenas que aparecen en los documentos epigráficos de La Rioja 36 no muestran un tipo particular 37, sino que son representantes de repertorios grandes y bien caracterizados 38 Abisunhari, Narbungesi y Ummesahar en una inscripción hallada en Lerga 39 son miembros de la antroponimia ausco-aquitana que tiene su documentación más densa al norte de los Pirineos. Más al sur, se encuentran nombres que pertenecen claramente al repertorio hispano-celta que domina toda la Península indoeuropea 40: Camalus, Meducena en Alberite, un Titullus Calaedico(m) Viami f, en Nieva de Cameros, Ambatus, Boutia, Celtius, Coemia, Vendio y la pareja Doiterus - Dotiena en Aguilar de Codés y en Marañón, Madigena, Matienus, Segius y Vironus en Herramélluri (Fig. 10).

 

No es fácil describir el límite entre los dos grupos: al sur del Ebro no sabemos casi nada sobre la antroponimia de la zona baja entre Calahorra y Zaragoza: a juzgar por la tabula Contrebiensis, al menos en Allavo -generalmente identificado con Alagón- se empleaba un repertorio ibérico. Al otro lado del río, la antroponimia celta parece llegar hasta una línea que va de Logroño a Gastiain y más allá hasta Contrasta y Salvatierra en Alava 41. Poco más al este, en Barbarín una persona con nombre celtibérico, Betunas, dedica un ara a un dios con nombre vasco, Stelaitse 42. El Calaetus Equaesí f. -los dos nombres perfectamente celtibéricos- murió en Oteiza a latronibus occisus 43: tal vez estaba de viaje cuando le sorprendió su destino. En Andión, apareció una divinidad llamada Larrahi (dativo), evidentemente ausco-aquitana 44. No comprueban nada los nombres de mujer Coema, atestiguado en dos inscripciones votivas procedentes de San Martín de Unx 45, y Araca en Eslava, que puede ser tanto, celtibérico como Ibérico 46.

Inscripciones prerromanas. Ninguna de las inscripciones celtibéricas hoy conocidas, sobre piedra (como las de Trévano y Torrellas) o sobre cerámica (en Numancia) 47, atraviesa el límite meridional de la Rioja 48. Dentro de esta región hay que ubicar algunas cecas que emitieron monedas con leyendas en escritura y lengua celtibéricas, y dos lugares -aŕekoŕata y Libia- a los que se refieren documentos de hospitalidad. En el bronce de Luzaga 49, la primera línea empieza con el nombre de los habitantes aŕekoŕatikuboś; en una tésera de procedencia desconocida se lee aŕekoŕatika kaŕ 50; una tésera en forma de animal lleva la palabra libiaka, otra en forma de medio toro las palabras Iibiaka I koŕtika.kaŕ 51. Si suponemos que ambas partes de un contrato de hospitalidad entendieron el texto de las téseras, podemos deducir que tanto en Libia como en Arecorata se usaban la lengua y la escritura celtibéricas, y lo mismo cabe decir -aunque tal vez no tan inequívocamente- de una comunidad que emite monedas con leyendas celtibéricas.

Sólo en dos lugares de la región se han encontrado documentos epigráficos indígenas en sentido estricto, y en ambos casos muy recientemente: seis téseras de bronce de Viana, dos de ellas anepígrafas, debidas a hallazgos superficiales, 52 y el mosaico encontrado con ocasión de excavaciones sistemáticas en Andelos.

a) Tésera de La Custodia n.º 1 (Fig. 11). La mejor conservada de éstas 53, en forma de jabalí, emplea el texto en escritura celtibérica de tipo oriental 54, pero la primera letra muestra una forma singular, semejante a una sigma griega sinistrorsa, que recuerda la variante de la be en forma de una w moderna tal como aparece en Luzaga y en el bronce de Medinaceli: me parece lícito proponer la transcripción ber-kuakum:śakaś 55. Berkuakum 56 , en genitivo plural y derivado mediante un sufijo -ako-, puede ser o bien un nombre de gentilitas de un antropónimo * berku-, cuya variante * berkant- se encuentra en el nombre de la gentilitas de los berkantikum en el bronce de Botorrita 57, o bien un adjetivo que contiene un topónimo 58. Sobre śakaś véase más abajo la tésera n.º 459.

b) Tésera de La Custodia n.O 2. Otra60, en forma de toro, sólo conserva la parte trasera con el final de dos líneas de una inscripción al parecer más larga 61: una (1) sigue el contorno del cuerpo, mientras en la parte central se conserva la última letra de otra línea (2),

(1) ]ikoloukio:kete[62.

(2) ]ko.

Contando con el empleo inconsecuente del punto separador, el texto podría segmentarse en -iko-, sufijo, tal vez genitivo plural, de un nombre de gentilitas escrito sin la nasal final m, al que sigue el antropónimo loukio, genitivo de singular del nombre individual Loukio_63; Kete podría ser idéntico a «gente», escrito en letras latinas en un plato de plata de Tiermes: no me parece posible que se trate de la palabra celtibérica con significado «hijo» 64.

c) Tésera de La Custodia n.º 3 65. Por puntuación mediante tres tracitos superpuestos, cada una de las dos caras inscritas de la tésera se subdivide en dos sectores: en la cara que aquí vamos a llamar (A), forman una secuencia continua, en la cara (B) son dos conjuntos independientes, tomando cada uno su inicio a la derecha de la puntuación. No hay ninguna señal inequívoca que haga ver la sucesión de estos sectores: de todas formas, me parece lo más lógico que detrás de la última letra de (A) haya que leer el texto de la parte colindante de (B) y que el texto termine por el sector superior de la cara (B). Propongo, pues, la siguiente secuencia de los cuatro sectores de la inscripción: kubokaŕiam:ueniakum I :buntuneś I (:)irulaŕeś (o iteulaśeś), siendo los signos de puntuación delante de buntuneś idénticos a los que preceden a iŕulaśeś (Fig. 12).

Las letras son muy finas y algunas de ellas mal legibles; en el sector, en lugar de bo, que me parece lo más verosímil, no es del todo excluible ver una ta con tracitos adicionales; de la r sólo se ve bien la mitad de la izquierda así que también hay que contar con una ke; en el 3° sector, entre bu y n, y entre tu y n hay elevaciones que, a mi juicio, no son letras sino más bien se deben a irregularidades de la superficie del metal que obligaron al grabador a dejar distancias algo más grandes entre las letras respectivas; la 2ª del 4° sector, muestra el aspecto de un rombo con una línea interior vertical: por falta de otras letras que puedan servir de criterio de comparación, es imposible decidir si hay que tomarla como ŕ o como te.

 

Dos palabras son relativamente claras porque pertenecen al repertorio onomástico de la lengua celtibérica: ueniakum y buntuneś.

 

ueniakum es el genitivo plural, bien de un etnónimo (o nombre de habitantes de una ciudad), o bien de un nombre de clan (gentilitas). A favor de la primera interpretación habla el sufijo -(i)ako- que no es muy corriente entre los nombres de clan es. En cambio, los topónimos atestiguados en la Península ofrecen dos posibilidades distintas para una integración: en la vía de Braga a Astorga, el Itinerarium Antonini 432,2 menciona un lugar Veniatia o Veniacia 66, aparentemente un adjetivo, derivado de un etnónimo *Veniaci para formar un topónimo, p.e. *mansio Veniacia; por otro lado, en el Conventus Cluniensis hay un nombre de habitantes trasmitido en dos formas (siempre junto al etnónimo Carietes, lo que garantiza la identidad), Vennenses en Plinio (3,26), Veniases en una inscripción procedente de Brescia (C.l.L. V, 4373) -en ésta última probablemente una mala grafía en lugar de *Venie(n)ses; la forma de Plinio señala el nombre de una ciudad *Venna o *Vennum, la de C.l.L. V, 4370 se deriva de *Venia o *Venium. Dado que en las lenguas paleoceltas coexisten dos sufijos, ako- e -iako-, ueniakum puede ser derivado de cada una de las cuatro alternativas, es decir, expresaría mediante un sufijo celtibérico exactamente lo mismo que expresa Ven(ni)e(n)ses mediante el sufijo bien conocido por el que se forman nombres de habitantes en la lengua latina.

 

Sin embargo, hay que contar también con la posibilidad de que ueuniakum sea un nombre de clan: puede ser derivado del nombre individual Venius atestiguando en Galia donde fácilmente se explica como forma abreviada (»Kurzname») de compuestos con la palabra indoeuropea *ueni- "amigo, pariente» (p.e. Venimarus, Venitouta) muy corriente en los nombres de personas germánicos y celtas 67; en la antroponimia hispano-celta, el mismo elemento aparece con los sufijos -ato-, -co- y -no- 58. Mientras tanto, no se debe olvidar que la grafía celtibérica ueniakum también permite la transcripción Venniacum que la pondría en relación con el nombre del clan Venniq(um) (C.I.L II, 6789, Medinaceli) cuya base puede ser tanto un *Vennus como un * Vennius 69.

 

Con respecto a buntuneś, se impone la interpretación como genitivo singular de un nombre individual buntu, en ortografía latina Bundo, Bundonis, aparentemente es una variante del antropónimo celtibérico buntalos, atestiguado en la «tésera de Cortonum» 70 y a través del nombre de clan Bundalico(m) en una inscripción latina de Clunia (C.l.L. II, 2785). Todavía no está resuelto el dilema de las dos terminaciones celtibéricas del genitivo singular de los temas en consonante -os en Botorrita, -es en el plato hallado en Gruissan 71, que, a juzgar por las letras para nasales, tiene que haber sido escrito en la «Celtiberia Citerior» 72. No me parece desviado tomar, al menos provisionalmente, nuestro texto como indicio de que el genitivo en -es sea un fenómeno dialectal de la zona de los Berones y, por consiguiente, suponer que también el plato de Gruissan fue fabricado en esta región 73.

 

Según las normas de la fórmula antroponímica de los Celtíberos, delante del nombre de clan está el nombre de la persona denominada y detrás se añade el nombre del padre en genitivo. Dado que buntuneś podría ser un nombre de padre, tendríamos que buscar en kunbokaŕiam el nombre del individuo en cuestión. Sin embargo, kunbokaŕiam queda totalmente aislado en el corpus de los antropónimos hispano-celtas, y por consiguiente me parece aconsejable buscar una solución diferente, tanto para ueniakum buntuneś como para kunbokaŕiam.

 

Para explicar la secuencia de los antropónimos se podría pensar en que el orden entre nombre de individuo y nombre de clan sea invertido; tal vez haya otros ejemplos en el llamado «bronce -Res» 74, ainolikum ŕetukeno en la cara A, akaisokum metuuotoś en la cara B, pero el contexto todavía no permite definir exactamente las condiciones de esta sucesión de palabras 75.

 

Por otro lado, hay que acordarse que había varios argumentos para asignar ueniakum a un etnónimo o a un nombre de habitantes de una ciudad: en tal caso, no habría una interdependencia sintáctica entre ueniakum y buntuneś, sino que los dos nombres denominarían a los dos partidarios del hospitium, a una ciudad y a un individuo.

 

La desinencia de kunbokaŕiam denota el acusativo singular de una palabra en género femenino. Para interpretarla, sólo veo dos alternativas: o bien confesar que sea enigmática, o bien descomponerla en tres palabras kubo, kaŕ y iam: tal vez se vea una secuencia kuboś 76 al inicio del bronce, ya mencionado, de Cortonum, donde sigue una palabra en dativo, oboi; kaŕ aparece en varias téseras de hospitalidad: parece ser abreviatura de * kaŕaka , atestiguando en el alfabeto latino, caraca, que significa «hospitium» o algo parecido 77; iam se integra perfectamente, como forma de acusativo singular de femenino, en el paradigma del pronombre relativo, atestiguando a través de iom, iomui, ioś iaś en el pequeño bronce de Botorrita. Sin embargo, la falta de señales de puntuación es un severo obstáculo en contra de esta interpretación de kunbokaŕiam.

iŕulaśeś (o iteulaśeś) es igualmente enigmático: -eś aparece en el genitivo singular de los temas en consonante que se han discutido al interpretar buntuneś, y además en tuŕeś y -con s diferente- en tekes en los textos de Cortonum y de Luzaga 78, siempre en la última frase, que tal vez haga sospechar que se trate de una forma verbal, pero no hay ningún argumento ulterior a favor de esta clasificación. En nuestro texto, el acusativo en -am (sea cual sea el significado de la palabra) exige un verbo transitivo que hay que buscar en la última secuencia de letras.

A base de estas hipótesis extremadamente atrevidas, podríamos pensar en la siguiente estructura semántica del texto (las «traducciones» entre paréntesis son pura fantasía y sólo se dan exempli gratia):

      kubo      kaŕ(akai) iam        ueniakum       buntuneś irulaśeś

 «( ... para el) hospitium el cual, de parte de los Veniaci (y) de Bundo», (estipularon [u otro verbo transitivo]).

d) Tésera de la Custodia n.º 4. Las letras se componen de líneas formadas por puntos muy finos (entre tres y cinco componen un asta vertical), y no admiten ninguna duda sobre la lectura. 

 

     śakaŕokaś

Las formas de las letras difieren considerablemente de las de la tésera nº 3: la a consiste en un trazo vertical al que se adjunta un semicírculo, la ka sólo tiene un trazo transversal, asemejándose casi a una a meridional; la ŕ muestra un aspecto algo caprichoso con un círculo con punto interior.

A juzgar por las otras téseras, que no dan sino una palabra, hay que contar con una forma de genitivo que denomina a uno de los partidarios del hospitium y, por lo tanto, se impone interpretar śakaŕokaś como genitivo singular de un tema en -a-, pero, al aceptar tal interpretación, sería preciso una ortografía excepcional: todos los testimonios no dudosos 79 de esta desinencia conocidos hasta hoy, muestran la sigma (s) y no la san (ś) 80. Hay que anotar, sin embargo, que la distinción de las dos letras para silbantes no siempre se mantiene con rigidez total. 81

En una tésera de hospitalidad, una palabra que pertenece a los temas en -â- y que se emplea en singular, no puede ser otra cosa que en nombre de una ciudad; por consiguiente, tendríamos que suponer que se trate de un pacto entre un individuo (cuyo nombre tal vez se esconda en la segunda parte de la pareja de estas téseras) y una comunidad que se llama por el topónimo mismo y no, como en otras téseras, por un adjetivo derivado.

śakaŕokaś no se integra inmediatamente en lo que sabemos de la morfología de los topónimos celtibéricos. Es de suponer que se descomponga en un sufijo -okâ- u -ogâ- y en un elemento sakar-, que podría corresponder a otro nombre propio, - p.e. nombre de un río, de una divinidad, de una persona- del que se deriva el nombre de la población. Aunque derivaciones mediante un sufijo -oco- son muy corrientes entre los nombres de clanes hispano-celtas (Abulocum, Lanciocum, Vicanocum, etc.) , son mucho más raros los topónimos formados por sufijos semejantes: Morogi y Tabuca, ciudades de los Várdulos según Plinio (4,110) y Ptolomeo (2,5,65), los Murgobi en Cantabria,82 Turmogum de los Lusitanos,83 Toroqua en Galicia, atestiguando en los itinerarios. 84

Con respecto a la secuencia que precede al sufijo, se encuentra un parentesco entre los antropónimos de la Hispania indoeuropea, por un lado un elemento *Saga- con las variantes Sagaio- en Lusitania 85 y Saga-, Sagur- en la misma Celtiberia 86; y por otro, dado que śakaŕokaś puede corresponder también a *Sancaroca o * Sancaroga en ortografía latina, hay que recordar el antropónimo Sancius que aparece dos veces en Uxama 87. Desgraciadamente no se conoce el significado ni la función sintáctica de śakaś en la tésera n.º 1 de La Custodia 88

En resumen: aunque no se puede dudar que todos los elementos de śakaŕokaś encuentren sus relaciones en el corpus de la onomástica y epigrafía celtibéricas, no llegamos, por el momento a una interpretación concluyente. A pesar del obstáculo que se presenta por la letra final en lugar de s), por el momento me parece posible que se trate de un topónimo -Sa(n)caroca o Sa(n)caroga- en forma de genitivo singular que denomina a uno de los dos partidarios de un contrato de amistad.

Por ser objetos móviles, las téseras de La Custodia de Viana, no prueban por sí solas, de manera irrefutable la presencia de hablantes de su lengua en el lugar de su hallazgo. Sin embargo, el hecho de que allí haya aparecido el conjunto de monedas de uaŕakoś 89, habla fuertemente en favor de que la ciudad prerromana de La Custodia también pertenecía al dominio de la lengua celtibérica.

e) El mosaico de Andelos. Por varias causas, el hallazgo de la inscripción musiva de Andelos fue una sorpresa: por la primera aparición de un documento en perfecta escritura ibérica en el centro de Navarra, por la desconcertante semejanza con la inscripción del mosaico que se encontró, pocos años antes en las excavaciones de La Caridad (Caminreal, Teruel) 90, y por la coexistencia totalmente inesperada de elementos ibéricos y celtibéricos.

Sin alguna duda 91, hay que leer likine.abuloŕaune.ekien.bilbiliaŕs. Cada ensayo de interpretación tiene que partir del texto de La Caridad, Iikinete.ekiar.usekeŕteku, que tiene que significar algo como «Licinius fecit Osicerdensis», siendo te un sufijo de ergatividad y ku un sufijo de procedencia local. Las particularidades más sensacionales del texto de Andelos consisten en la presencia de dos personas, el ya conocido Licinius y un celtíbero Abulo 92, y en la mención de Bilbilis, ciudad situada en pleno territorio celtibérico mientras que Osicerda es ciudad ibérica. Dado que no es muy verosimil que abulo denomine al padre de Licinius, tal vez no es del todo desacertado el ver en -ŕaune un complejo de sufijos que significa «junto con» o «con la asistencia de». Para motivar la diferencia entre ekiar 93 y ekien, como lo más obvio se nos ofrece el interpretar ekien como forma de plural del paradigma de ekiar. La secuencia aŕs, que sigue al topónimo bilbiIi, hasta la fecha no está atestiguada ni en ibérico ni en celtibérico: parece que hay que buscar su función en el marco en el que se sitúa el sufijo ku del texto de Caminreal.

Partiendo del estado actual de nuestros conocimientos me atrevo a interpretar el mensaje de los dos textos de la manera siguiente, por cierto muy especulativa: Licinius era el jefe de una empresa que fabricaba mosaicos y que tenía su sede original en la ciudad ibérica (edetana) de Osicerda en la cuenca baja del río Ebro; este mismo Licinius fundó un taller sucursal en Bilbilis, sobre el río Jalón en el centro del país celtibérico, bajo la dirección de un gerente de un local, Abulo. Al dar sus encargos, el dueño de la villa de La Caridad se dirigió al taller principal de Osicerda, mientras su dueño de Andelos prefirió la sucursal Bilbilitana.

Resulte como quiera la veracidad de esta novela, hay que concluir que ni en Caminreal ni en Andelos las inscripciones musivas pueden ser aducidas como testimonios de las lenguas que se hablaron en los lugares respectivos: representan la lengua ibérica de Osicerda que al parecer era usada también -a pesar de los antropónimos celtibéricos- por los empleados del taller de Bilbilis, al menos cuando firmaron sus obras in situ. En cambio, sigue siendo verosímil que Caminreal perteneciera al dominio de la lengua celtibérica 94 y que en Andelos se hablara un dialecto ausco-aquitano.

 

 

 
DENARIOS IBÉRICOS
L
J
H
F
G
F
 

As. KALAKORIKOS (14,1 grs. / 29 mm.).

 

Anv.: Gráfila de puntos. Cabeza viril a dcha., con peinado poco definido, pero rematado en una fila inferior de rizos de gancho poco marcados. Adornos al cuello y torques punteado. Detrás del busto, delfín hacia abajo y delante bajo la barbilla, creciente con las puntas hacia la dcha. y dentro estrella de cinco puntas.

 

Rev.: Gráfila lineal. Jinete lancero a dcha., debajo entre las patas del caballo leyenda ibérica KaLAKoRIKoS, donde la letra Ka está formada por cuatro trazos, la A es semicircular y la R circular con ápice inferior.

 

As. KALAKORIKOS(11,4 grs. / 25-26 mm.).

 

Anv.: Gráfila de puntos. Cabeza viril a dcha., con peinado de rizos formados por arcos concéntricos afrontados en el centro, algunos con punto central. La patilla formada por tres trazos y el torques doble, lineal y de puntos. Detrás del busto en la parte inferior, delfín hacia abajo y delante a la misma altura estrella, debajo y separado creciente con las puntas hacia la dcha.

 

Rev.: Gráfila lineal. Jinete lancero a dcha., con vestimenta apreciable, debajo en leyenda que va desde la cola del caballo a las patas delanteras KaLAKoRIKoS, donde la letra Ka está formada por tres trazos, la A es triangular y la R romboidal con ápice inferior.

 

 

 

As. UARKAS. (9,5 grs. / 25 mm.).

 

Anv.: Gráfila de puntos. Cabeza viril a dcha., con peinado formado por líneas y arcos verticales en tres filas. Torques punteado, detrás letra U de gran tamaño y delante en la parte inferior, delfín hacia arriba.

 

Rev.: Gráfila lineal. Jinete lancero a dcha., con casco cónico sobre línea. Los atributos del caballo visibles y debajo del caballo leyenda ibérica UARKaS con las dos últimas letras inclinadas hacia arriba

 

 

SEMIS, CLUNIA.(7,9 grs. / 23 mm.).

 

Anv.: Gráfila de puntos. Cabeza laureada de Tiberio a dcha., alrededor leyenda TI.CAESAR.AVGVSTI.F.

 

Rev.: Gráfila de puntos. Jabalí a dcha., encima CLVNIA, debajo AED y alrededor leyenda circular L.DOMIT.ROBV.T.OCTAN.METAL. Las dos últimas letras nexadas.

 

 

 

 

 

Semis. BRONCE TURIASU.(7,6 grs. / 23 mm.).

 

Anv.: Gráfila de punteado muy fino. Cabeza viril de gran tamaño a dcha., con peinado formado por rizos concéntricos afrontados en el centro y la barba de fino punteado. Detrás de la nuca, letra Ka de pequeño tamaño.

 

Rev.: Gráfila lineal completa muy separada del borde de la moneda. Dentro, caballo con la brida al aire y debajo leyenda TuRIASU sobre línea. La letra I formada por trazos verticales de gran tamaño

 

 

 

 

Cuadrante. SESARS. (3,6 grs. / 17 mm.).

 

Anv.: Gráfila punteada. Cabeza viril a dcha. con diadema que separa en dos filas de rizos poco definidos al peinado, pero acabados en un rizo inferior más marcado y de gancho. Punto dentro de la oreja y torques punteado, detrás del busto letra S.

 

Rev.: Gráfila lineal. Caballo saltando a dcha. Tres puntos encima y debajo entre las patas del caballo y sobre línea, leyenda ibérica SESARS.

 
 

La fotografías y comentarios monetales se han tomado de http://rgonzalez.blogspot.es/i2010-02/

 

 
 
n
f    Figura 9

n
    Figura 10

 

TESERA nº.1 de la Custodia, Viana (Navarra) con forma de jabalí

    Figura 11 f

 
 

 

 

NOTAS

 

1    Cfr. infra U. ESPINOSA, p. 107.

2    Vid. infra U. ESPINOSA, p. 132 ss.

3    En lo que sigue, siempre empleo el término «La Rioja» en este sentido más amplio.

4    No afecta a nuestros problemas la discusión arqueológica sobre la situación exacta de la capital de los Berones: U. ESPINOSA, Vareia, enclave romano del valle del Ebro, Logroño 1990, en particular pp. 6-8.

5    Excelentes mapas de la distribución tribal de la región dan J. CARO BAROJA, Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina, Salamanca 1945, frente a pp. 32 y 36, y M. A. VILLACAMPA, Los Berones según las fuentes escritas, Logroño 1980, 32.

6    No vale mucho lo que aduce M A VILLACAMPA, op cit. 1980,28 para probar un origen celta del etnónimo Berones.

7  Las leyendas publicadas compuestas por «A» y una cifra, remiten a J. UNTERMANN, Monumenta linguarum hispanicarum. Band I. Dié Münzlegenden, Wiesbaden 1975, citas que a la vez envían a la bibliografía allí reunida (hasta 1970 aproximadamente).

8    Vid. pe, A. TOVAR, Iberische Landeskunde. Segunda parte: Las tribus y las ciudades de la antigua Hispania. 13 Tarraconensis, Baden-Baden 1989, 49 y Actas del II coloquio sobre lenguas y culturas prerromanas de la Penín­sula Ibérica (Tübingen 1976), Salamanca 1979, 473-475

9    Parece imponerse la segmentación en bras-, un sufijo -(i)ko- y otro sufijo -on-, relacionadas tal vez con baŕasioka (a leer brasioka) en el bronce de Lizaga (Vid. J. DE HOZ, Reunión sobre Epigrafía hispánica en época romano-republicana, Zaragoza 1986, 74-77), y con el epíteto de la ciudad Segisama Brasaca (en J. UNTERMANN, op. cit. 1975,1,242 por error Uxama Brasaca).

10   Al parecer sólo en nombres de procedencia externa (Vennonius, Vernus, Vinusius; Vochio, Vaxus); Vid. J. GORROCHATEGUI, Estudio de onomástica ausco-aquitana, Bilbao 1984, 284 s., 280; 352, y en particular 374.

11  Con respecto a nuestro contexto, recurrimos a la definición tal y como se emplea en la geografía de Ptolomeo: J. UNTERMANN, en E. CAMPANILE (ed.), Problemi di lingua e di cultura nel campo indoeuropeo, Pisa 1983,109 s. Vid. además M. KOCH, en Actas del II coloquio sobre lenguas y culturas prerromanas de la Península Ibérica (Tübingen 1976), Salamanca 1979, en particular p 414 s., sobre las condiciones históricas de los testimonios antiguos sobre los Celtíberos.

12   M. BELTRAN LLORIS, Arqueología e historia de las ciudades antiguas del Cabezo de Alcalá de Azaila (Teruel), Zaragoza 1976,393 s., y en / symposium sobre los Celtiberos (Daroca 1986), Zaragoza 1987,22 s. En cambio, M.A.VILLACAMPA atribuye la región a) sur de los Berones a tos Pelendones (op.cit. 1980, mapa en p. 32).

13    La homofonía en el primer elemento de Lusones y Lusitani puede ser casual (A. TOVAR, op. cit. 1989, 93, está convencido de que el etnónimo Lusones es de origen celta), pero en la meseta hispánica también hay que contar con un estrato muy antiguo de etnónimos preceltas o incluso preindoeuropeos (entre otros: Autrigones, Pelendones, Turmogi) que siguieron siendo empleados por las tribus hispano-celtas después de su asentamiento en los territorios respectivos.

14   Algunas propuestas más en M.A. VILLACAMPA, op cit. 1980, 26

15  Vid. J. VELAZA FRÍAS, Pontos Linguae Vascorum, 77-87 con amplia bibliografía.

16   Asegurada su ubicación a través de Lybia en el Itìn. Ant. 394,2, a que pueden referirse los Libienses en Plinio, N.H. 3,24: J.M. ROLDAN, Itineraria Hispana, Valladolid 1975,247. En cuanto a los testimonios en grafía celtibérica vid. infra p 84. A pocos kilómetros de distancia de Herramélluri hay una po­blación Le/va que podría continuar el topónimo antiguo, aunque la evolución de los sonidos no está clara. Identificado sin argumentos convincentes por Schulten y otros con la ciudad vascona Oliba de Ptolomeo (A. TOVAR, op. cit. 1989,378; M.A. VILLACAMPA, op. cit. 1980,59). Desde luego, los Liben-ses —¡no Libiensesl— del bronce de Ascoli no se refieren a la ciudad de los Berones (como asume pe M.A. VILLACAMPA, op. cit. 1980,57, 60), sino a otra ciudad, 'Liba o 'Libum, en pleno territorio ibérico: A. TOVAR, op. cit. 1989, 461.

17    Para los testimonios vid. M.A. VILLACAMPA, op. cit 1980, 50-52. El topónimo vuelve a aparecer en Tribum Tuboricum, ciudad de tos Vardulos según Ptolomeo (A. TOVAR, op. cit. 1989,397 s. con cita errónea de los Monumenta linguarum hispanicarum). El topónimo tiene una potente parentela en la an-troponimia hispano-celta: M.L. ALBERTOS FIRMAT, La onomástica personal primitiva de Hispania (Tarraconense y Bélica), Salamanca 1966, 233 s.

18   Queda sin explicar el segmento radical (raíz indoeuropea: U. ESPINO­SA, Calagurris lulia, Logroño 1984,87). No encuentro otra forma cotejable que el topónimio Nájera que parece corresponder a un nombre antiguo *Nassera.

19    En J. UNTERMANN, op. cit. 1975,1,1,54 por error llarcurris, ya notado en las reseñas de este libro por A. TOVAR, op. cit. 1979 y M. Koch, op cit. 1979.

20   Hoy estoy menos convencido que hace 20 años (al escribir el vol. I de los Monumenta linguarum hispanicarum) de que la leyenda kaiśkata corresponda al topónimo Cascantum, como sigue siendo la communis opinio (vid pe. A. TOVAR, op. cit. 1989, 393, A. Domínguez Arranz, Las cecas ibéricas del Valle del Ebro, Zaragoza 1970,107, J. VELAZA, 2. Congr. Navarra, 80): me parece muy posible que se trate de una ciudad totalmente distinta cuyo nombre en fuentes latinas tendría que sonar Caescata, analizable como kais- (conocido por la leyenda kaisesa y los antropónimos Caesius y Caesarus) aumentado por los sufijos (i)ko- y -ata.

21    Para los nombres celtas vid. M.L. ALBERTOS, op. cit. 1966, 236 s., 238-240, J. UNTERMANN, Elementos de un atlas antroponómico de la Hispania antigua, Madrid 1965, mapa 78; para los ibéricos J. UNTERMANN, Monumental linguarum hispanicarum, III, 1,236.

22    Los autores griegos (Estrabón, Ptolomeo, Marciano) dan Oias(s)o, en el texto de Plinio se encuentra Oearso (u Olarso) que tiene mucho crédito entre los autores modernos (vid. A. TOVAR, op. cit. 1989,406 s.) por facilitar la identificación con Oyárzum en Guipúzcoa. Aún más desfigurado Ossaron en los itinerarios (J.M. ROLDAN, op. cit 1975, 255).

23   A. TOVAR, op. cit. 1989,399. La ciudad de los Carenses, que Plinio (N.H. 3,24), menciona en el conventus Caesaraugustanus, puede referirse a la misma región.

24   Andelonenses en Plin. N.H. 3,24 y CIL. II, 2963 (Santacara), Ándelos en Ptolomeo.

25  M.L. ALBERTOS, op. cit. 1966, 24 s.; se coteja eí prefijo ande- bien atestiguado en la antroponimia gala: DE. EVANS, Gaulish Personal Names, Oxford 1967,136-141 (en p. 140, registra a nuestros Andelonenses como derivados del gálico ande-).

26   Vid. J. GORROCHATEGUI, op. cit. 1984,127-143,304 s, aduciendo las palabras vascas andi- «grande» y ander- «mujer».

27   M.L ALBERTOS, EAA. 6, 1974,155-157.

28   Menos verosímil la identificación de teitiakoś (A.57) con el nombre de tos habitantes de Tritium, propuesta por M.A. VILLACAMPA, op. cit. 1980, 26: vid. J. UNTERMANN, op. cit. 1975,274 e infra, Teruel 57-58,1977,10 n.° 15.

29   Sobre uaŕakoś, J.C. LABEAGA, «Las monedas de Uaracos y Calagurris en el poblado berón de La Custodia, Viana (Navarra). Comentario sobre su cronología», Berceo 118-119,1990,131-148 y supra J. MARTÍNEZ, p. 69 ss. Por la formación del adjetivo al lado del topónimo cp. Contrebaci (en la leyenda kontebakom. A.75), que parece denominar los habitantes de Contrebia: vid. J. Unterman. op. cit. 1975,1,1,297.

30   J. UNTERMANN, op. Cft 1975,1,1, 283; A. TOVAR, op. cit. 1989,397. Hay otra ciudad homónima en el sur de la Celtiberia (Prov. de Cuenca): A.TOVAR, op. cit. 1989,215 s. (con referencia errónea a Monumenta linguarum hispanicarum).

31    Otra Ledesma existe en la provincia de Soria (30 kms al sureste de la capital): todavía no hay argumentos decisivos que aseguren la ubicación de la ceca celtibérica en una u otra de las poblaciones actuales.

32   Por supuesto, tampoco en este caso resulta necesario que el lugar coincida con la ceca que ha emitido las monedas en cuestión. El mismo elemento onomástico se da en los antropónimos Quoelia y Coelius (M.L ALBERTOS, Studia Paleohispánica. Actas del IV coloquio sobre lenguas y culturas paleo-hispánicas (Vitoria/Gasteiz 1985) (Veleia 2-3), Vitoria 1987,169).

33   Arekóratas *arkórtas (síncope de las vocales átonas) *arkótas (desaparece la r de la segunda sílaba por disimilación) arguedas (lenición y dictonguización castellana). En cambio, es imposible derivar el nombre de la ciudad de Agreda de Arekorata (o Aregorata), que generalmente es considerada como sede de estas monedas (A. TOVAR, op. cit. 1989,369, quien cuenta con una forma intermedia —no atestiguada— Aregrada); cfr. la visión prudente de M.A.DOMÍNGUEZ ARRANZ, Bolskan 5 1988, 249.

34   ekualakoś, louitiśkoś y teitiakoś encuentran sus parientes en la antroponimia (Equaesus, Lovesius, Teida); oilaunu posiblemente presupone una forma *Oilavon-, que podría relacionarse con la palabra celtibérica y lusitana oila «oveja»: J. UNTERMANN, op. cit 1977,10 n.° 15 (con error de imprenta Olibocs en lugar de Oilobocs).

35   Cfr. M.C. GONZÁLEZ, Veleia 1, 1984, 250.

36   En cuanto a los testimonios vid. del CIL. y C. CASTILLO et alii, Inscripciones romanas del Museo de Navarra, Pamplona 1981, U. ESPINOSA, Epigrafía romana de la Rioja, Logroño 1986. Quiero hacer constar, aquí también,mi gratitud a Javier Velaza Frías, quien me informó sobre nuevos textos y lecturas corregidas que recogió al redactar la sección de Navarra del suplemento al CIL. II (en preparación en Munich).

37    Poco claro Attesu[...]clon. CIL. II, 5814 (Assa): M.L. ALBERTOS op. cit.1974,37; ni tampoco Lesuridantaris CIL. II, 2900, (Munilla de Cameros) permite ser analizado de manera convincente (a pesar de M.L. ALBERTOS, op. cit. 1966, 180).

38    Con respecto al territorio navarro, bien analizados por J.J. SAYAS, Studia Paleohispánica. Acias del IV coloquio sobre lenguas y culturas paleo-hispánicas (Vitoria/Gasteiz 1985), (Veleia 2-3), Vitoria 1987,412-418 (con tres mapas) y J. GORROCHATEGUI, Primer Congreso General de Historia de Navarra. 2. Comunicaciones (P. V. Anejo 7), Pamplona 1987, 439-441.

39   L. MICHELENA, PV. 22, 1961, 65-74.

40    Para la distribución geográfica en la Península, J. UNTERMANN, op cit. 1965, y M.L. ALBERTOS, op. cit. 1987, 155-194 (con mapas).

41    Sobre Álava M.L. ALBERTOS en: La formación de Álava. 650 aniversario del Pacto de Amaga. Congreso Vitoria, 1982, 33-61.

42   Lectura propuesta por J. Velaza en un artículo en piensa en Príncipe de Viana: las publicaciones anteriores leen Selatse (J. Gorrochategui, op dt., 1984, 349 con bibliografía).

43    CIL II, 2968; queda irresuelto el nombre de su madre, Acnon, (poco convincente M.L. ALBERTOS, op. cit. 1966, 6).

44    J. Velaza, por carta del 20 de febrero 1992.

45    C. CASTILLO et alii, op. cit. 1981, 56 con bibliografía anterior.

46    M.L. ALBERTOS, op. cit. 1966,30; al lado de varios nombres parecidos en la Hispania indoeuropea (J. UNTERMANN, op cit. 1965 mapa 11) hay que citar el Arranes (Segiensis) en el bronce de Ascoli y J. UNTERMANN, op. cit. 111,1, 210.

47    Torrellas: E. HÜBNER, Monumenta linguae ibericae, Berlín 1893, Nr. XIV; J. UNTERMANN, en: Studia indogermánica et palaeóhispánica in honorem A. Tovar et L. Michelena, Vitoria-Salamanca 1990, 355 s.; Trévago: M.L.ALBERTOS y F, ROMERO CARNICERO, BSEAA. 47, 1981,189-208; J. UNTERMANN, op. cit. 1990, 354 s., Numancia: M.A. ARIEGUI SÁNCHEZ, 2º. Symposium de Arqueología Soriana, 1989, (prensa) y J. UNTERMANN, op cit. 1990, 369-372.

48    Poco claro un grafito de cuatro letras posiblemente ibéricas sobre terra sigillaia. hallado en Santa Ana (Entrena, Logroño): U. ESPINOSA y A. González Blanco, XIV CNA. 1975, 1027, 1043.

49    Vid. en último lugar J. DE HOZ, op. cit.1986, 74-77.

50    F. BURILLO, Homenaje a M.Tarradell, (prensa) y J. UNTERMANN, op. cit. 1990, 365 s.

51   La segunda (J. UNTERMANN, op. cit. 1.965, XXXIX, GM. 86) fue hallada en Fosos de Bayona (Huete, Cuenca): de la primera (GM.87) no se trasmite la procedencia: monedas con leyenda libiakoś fueron demostradas como falsificaciones por A. Vives, La moneda hispánica, Madrid 1926, LXXXIII (ignorado por A. TOVAR, op cit 1989, 378, y otros).

52   En el cuarto volumen de los Monumenta linguarum hispanicarum, actualmente en preparación, llevarán los números K.18.1-4. Vid. además supra J.C. LABEAGA, p. 67 s.

53   J.C. LABEAGA, 1. Congr. Navarra, 1987,458 s.; J. VELAZA, Veteia 6, 1989,195-197; J. GORROCHATEGUI, Studia Indogermánica et palaeohispanica in honorem A. Tovar et L. Michelena. Vitoria-Salamanca 1990, 294 y J. UNTERMANN, op el 1990,362 (con error en cuanto a material; es de bronce, no de plata).

54    U. SCHMOLL, ZVS. 76 1960. 280-295 y LEJEUNE, AIWN 5 1983,11-27.

55    La primera letra (s según LABEAGA, VELAZA y GORROCHATEGUI) no puede ser otra que la be de Luzaga y del bronce de Cortonum (G. FATAS en Symbolae Ludovico Mitxelena septuagenario oblatae. I, Vitoria 1985, 425-431), volcada 90 grados.

56    Menos convincente la transcripción sŕkuakum (Velaza y Gorrochategui) con valor silábico de la letra s que está en contradicción con todas las reglas conocidas de la ortografía ibérica.

57    Es aislado en el repertorio antroponímico de la Hispania indoeuropea antigua, pero bien atestiguado por topónimos actuales que evidentemente derivan de un nombre individual antiguo 'bergant-: Berganzo al sur del Condado de Treviño, en Álava, pto. de Boltaña, Berganciano, pto. de Ledesma (Salamanca), Bergantiños, paisaje en Galicia, al oeste de La Coruña.

58    En la actualidad, en el norte de la provincia de Huesca hay una población Bergua, pero no hay ningún argumento en favor de que este lugar tenga algo que ver con nuestra inscripción.

59    J. GORROCHATEGUI: nombre de una ciudad; J. VELAZA: antropónimo.

60    J.C. LABEAGA, op cit. 1987,459-460, J. GORROCHATEGUI, op. cit. 1990, 295 y J. VELAZA, op. cit. 1989, 195 s.

61    J. GORROCHATEGUI, op. cit 1990,295. En cambio, LABEAGA y VELAZA la toman por completa.

62     La 6ª letra no es i (J. Velaza y J. GORROCHATEGUI) sino ki (J.C. LABEAGA). con un tracito lateral inferior algo menos visible que los demás tra­zos de la letra.

63     Puede ser el praenomen latino, pero también un nombre celtibérico: M.L. ALBERTOS, op. cit. 1966, 136, 137 y J. UNTERMANN, op. cit. 1965, mapa 49.

64    J. UNTERMANN, B.N. Neue Floge 15,1980, 382 &. y en las Actas del Coloquio sobre Roma y las primeras culturas epigráficas del Occidente mediterráneo (Zaragoza 1992), (en prensa).

65    Vid. supra J.C. LABEAGA, p. 67 s.

66    Transmitida con c por el codex Vindobonensis, la variante con t de los demás manuscritos viene apoyada por el antropónimo Veniatus, atestiguado en Alcollarín (Cáceres): Catálogo Monumental de la Provincia de Cáceres, 139. Para la ubicación vid. J.M. ROLDAN, op cit. 1975 277; A. TOVAR. op. cit. 1989, 331 de Venatia como forma única, sin exponer sus argumentos.

67     M.L. ALBERTOS, op. cit.. 1986, 246, s. D.E. EVANA. op. cit. 1967, 277-279.

68    J. UNTERMANN, op el 1965. mapa 87.

69    En nuestro contexto, no es necesario entrar en la discusión detallada sobre la n geminada: puede ser tanto una señal de expresividad como el producto de la asimilación de -nd-: los testimonios de los antropónimos con Vend- también se encuentran en el citado mapa (vid. nota anterior), donde hay que añadir Vendio, atestiguado en una estela sepulcral de Aguilar de Codes, 15 kms al norte de La Custodia (C. CASTILLO et alii, op. cit. 1981.

70   G. FATAS, op. cit. 1985, 425-431 y J. UNTERMANN, op. cit. 1990, 367 s.

71    J. GORROCHATEGUI, op. cit. 1990, 303 s

72    J. DE HOZ, Zephyrus 34-35,1982,304; J. GORROCHATEGUI, op. cit. 1990, 302, nota 20.

73     Igualmente, la técnica de escribir las líneas de las letras mediante puntos, particularidad de tésera n.° 4 de La Custodia, es una característica de este plato, y se encuentra además en un fragmento de bronce, todavía no publicado, que recientemente apareció en el norte de Navarra, y en el nuevo gran bronce celtibérico de Botorrita.

74     Publicado y comentado por F. BURILLO, Kalathos 9-10,1992,1-20.

75    Podría imaginarse que este texto documenta un hospitium entre dos clanes, de los ainollkum y de los akaisokum, y que a través de ŕetukeno y metuutos se denominaría a los representantes que firmaron el contrato en nombre de sus grupos.

76    g. FATAS, op. cit. 1985,425-431. La primera letra consiste en un círculo con un punto muy claro en el centro lo que corresponde a ku; es bien visible, pero no tan profundo el trazo diametral que recomienda la transcripción te (mucho menos probable ŕ como propuse en Indogermánica Europaea. Festschrift für Wolfgang Meid, Graz 1989, 433, antes de conocer el bronce por autopsia).

77    J. UNTERMANN, op cit. 1990, 360 con nota 63, 363.

78    Sobre la posibilidad de explicarlo como forma verbal F. VILLAR en Actas del V Coloquio sobre lenguas y culturas prerromanas de la Península Ibérica (Colonia 1989), Salamanca 1992, 771.

79     Todavía no se conoce la función sintáctica ni de asaś de la pátera celtibérica que hoy se conserva en Lisboa (M. VÁRELA y C. DE MELLO, Véleia 5,1988, 129 s.), ni de śakaś de la tésera n.° 1 de La Custodia.

80    F. VILLAR, op. cit 1990, 767 s., 774 s. y 778 s.

81    Las inconsecuencias las trata detenidamente F. VILLAR, op cit. 1989, 777-780.

82    Rol. 2,6,51

83    Rol. 2,5,6.

84    Itin. Ant. 430,2.

85    J. D'ENCARNAÇAO, Archivo de Beira 3,1986,133-140, en particular 137 s.

86   Sagaricus en Lara de los Infantes: M.L ALBERTOS, op. cit. 1966,195; Sacturo de Turiasso (Tarazona) en una inscripción hallada en Francia: g. FATAS y M.A. MARTIN BUENO, Epigrafía romana de Zaragoza y su provincia, Zaragoza 1977, 71.

87    Un Uxamensis en una inscripción de Avila, y una inscripción hallada en Alcubilla del Marqués (El Burgo de Osma): M.L. ALBERTOS, op cit. 1966, 197 s. Hasta la fecha, sigue siendo enigmática la palabra śankilistaŕa en el pequeño bronce de Botorrita, cotejada con Sancenus por A. TOVAR en A. BELTRAN y A. TOVAR, Contrebia Belaisca I: el bronce con alfabeto «ibérico' de Botorrita, Zaragoza 1982,67; del todo distinta la visión de J. ESKA, Towards an interpretation of the Hispano-Celtic inscription of Botorrita, Innsbruck 1989, 92-94.

88    J.. VELAZA, op. cit. 1990 se decide a favor de un antropónimo en nominativo, J. GORROCHATEGUI, op. cit. 1990,295 prefiere interpretarlo como nombre de una ciudad en genitivo singular igual a kontebias belaiśkas en la llamada «tesera Froehner» (sin discutir la diferencia de las s).

89   Vid. supra J. MARTÍNEZ, p. 69 ss.

90    J. VICENTE REDON, Arqueología Aragonesa 1984,84 (con fotografía p. 90) y J. UNTERMANN, Monumenta linguarum hispanicarum, E.7,1.

91    Agradezco a la directora del Museo de Navarra, Dña. M.A. MEZQUIRIZ, el haberme facilitado la autopsia de la inscripción.

92    El mismo nombre (pero desde luego de personas distintas), en nominativo abulu, en genitivo abuloś aparece en el gran bronce de Botorrita.

93   Vid. J. UNTERMANN, op. cit. III, 1, 168 s.; a la bibliografía, que se encuentra allí, hay que añadir J. VELAZA, Léxico de inscripciones ibéricas 1976-1989, Barcelona 1991, 67, y en: AIWN, 1991 (en prensa).

94   Hay hallazgos de inscripciones sobre cerámica en lengua celtibérica, vid. J. VICENTE REDON et alii, Actas del 5º Coloquio sobre lenguas y culturas prerromanas de la Península Ibérica (Colonia 1989), Salamanca 1992.

 

 
 

 

 

 

TESTIMONIOS DE LA LENGUA PRERROMANA
EN TERRITORIO RIOJANO

JÜNGEN UNTERMANN  

HISTORIA DE LOGROÑO,Coordina Angel Sesma Muñoz,
ISBN
84-887-93-45-6, pags. 81-87