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1. Los modelos de la II República Española. De la Gloriosa Revolución inglesa de 1688 y de sus sucesoras, las llamadas "revoluciones atlánticas" (1776 – 1824)1 la que se convierte en modelo canónico de revolución, tanto en sus aspectos positivos como en los muy negativos, que los tiene, es La Revolución Francesa (1789 – 1799) 2 . A partir de 1848 3, la "revolución burguesa" se transforma en "revolución socialista" cuya realización plena es la Revolución Rusa de 1917. En España, a partir del 14 de abril de 1931, se empezará a caminar políticamente imitando a la vez ambos modelos, hasta que, a partir del 18 de julio de 1936, en el llamado "territorio leal", el modelo que se impone es el de la Revolución Bolchevique. En el territorio sublevado lo que se llevará a cabo es una pura y dura contrarrevolución. Los tres jinetes del Apocalipsis que recorren España de 1936 a 1939 son, además de una atroz e inhumana guerra civil, una totalitaria Revolución y una no menos totalitaria Contrarrevolución. La II República fue una aventura política liderada por dos izquierdas que tenían en común sus graves disensiones internas y a las que separaban objetivos diametralmente opuestos. La izquierda socialista (socialistas y anarquistas; los comunistas no tienen relevancia ninguna antes de que estalle la Guerra Civil) ve en la República una corta y provisional etapa de transición para llegar, como en Rusia, a la implantación del comunismo. El primer intento, La Revolución de Asturias (octubre de 1934) es un fracaso; el segundo, buscado a propósito con el asesinato frustrado de Gil Robles y el consumado de Calvo Sotelo (madrugada del 13 de julio de 1936), fracasó por la desunión absoluta de una izquierda más ocupada en jugar a hacer la revolución en la retaguardia que en pelear en serio la guerra en el campo de batalla. La izquierda republicana (Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux e Izquierda Republicana de Azaña) pretendían llevar a cabo una política liberal, pero su liberalismo era doctrinario, radical y muy autoritario 4. Pretendieron dominar a la izquierda socialista y terminaron devorados por ella. Los escritos de Azaña y su patético papel como impotente Presidente de la República lo dejan meridianamente claro. De la Revolución Francesa 5 tomará la izquierda republicana, la izquierda burguesa, casi calcados, tres de sus símbolos: la bandera tricolor, el himno y la alegoría de la República 6.
2. La bandera tricolor de la II República Española. 1. Carlos III crea la Bandera Nacional Española. El 28 de mayo de 1785 en Aranjuez, Carlos III firmaba una Ordenanza General en la que se establecía qué "bandera nacional" debían utilizar los buques españoles para distinguirse de los de otros reinos donde también reinaban monarcas de la Casa de Borbón. Así nació la Bandera Nacional de España que todavía hoy mantenemos. Y nació, subrayémoslo, como bandera nacional, no como bandera propia de una concreta y determinada dinastía monárquica. Leamos la Ordenanza General: "...Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera Nacional de que usa Mi Armada Naval y demás embarcaciones españolas, equivocándose a largas distancias ó con vientos calmosos con la de otras Naciones, he resuelto que en adelante usen mis Buques de Guerra de Bandera dividida a lo largo en tres listas, de las cuales la alta y la baja sean encarnadas y del ancho cada una de la cuarta parte del total, y la de en medio, amarilla, colocándose en ésta el Escudo de mis Reales Armas, reducido a los dos cuarteles de Castilla y León, con la Corona Real encima; y el Gallardete en las mismas tres listas y el Escudo a lo largo, sobre Quadrado amarillo en la parte superior. Y que las demás Embarcaciones usen, sin Escudo, los mismo colores, debiendo ser la lista de enmedio amarilla y del ancho de la tercera parte de la bandera, y cada una de las partes dividida en dos partes iguales encarnada y amarilla alternativamente, todo con arreglo al adjunto diseño. No podrá usarse de otros Pavellones en los Mares del Norte por lo respectivo a Europa hasta el paralelo de Tenerife en el Océano, y en el Mediterráneo desde el primero de año de mil setecientos ochenta y seis; en la América Septentrional desde principio de julio siguiente; y en los demás Mares desde primero del año mil setecientos ochenta y siete. Tendréislo entendido para su cumplimiento. Señalado de mano de S.M. En Aranjuez, a veinte y ocho de Mayo de mil setecientos ochenta y cinco."
En 1793 se determina que esta sea la bandera que ondee en los puertos y fuertes de la Marina. Por Real Decreto de 13 de octubre de 1843, reinando Isabel II, se impone como bandera única para todas las unidades militares. En 1908 es declarada oficialmente "bandera nacional" y se hace obligatorio su uso distintivo en todos los edificios públicos, tanto civiles como militares.
2. La bandera de la II República Española. Con la llegada de la II República hay un cambio de bandera nacional. La Gaceta de Madrid, el 28 de abril de 1931, publica un decreto fechado en el día anterior en el que se aprueba la Bandera Nacional y el Escudo de Armas de la II República Española. Su lectura no deja ninguna duda sobre las razones de tan importante decisión: "[...] Adoptando como Bandera nacional para todos los fines oficiales de representación del Estado, dentro y fuera del territorio español, y en todos los servicios públicos, así civiles como militares, la bandera tricolor que se describe. El alzamiento nacional contra la tiranía, victorioso desde el 14 de abril, ha enarbolado una enseña investida por el sentir del pueblo con la doble representación de una esperanza de libertad y de su triunfo irrevocable. Durante más de medio siglo la enseña tricolor ha designado la idea de la emancipación española mediante la República. En pocas horas, el pueblo libre, que al tomar las riendas de su propio gobierno proclamaba pacíficamente el nuevo régimen, izó por todo el territorio aquella bandera, manifestando con este acto simbólico su advenimiento al ejercicio de la soberanía. Una era comienza en la vida española. Es justo, es necesario, que otros emblemas declaren y publiquen perpetuamente a nuestros ojos la renovación del Estado. El Gobierno provisional acoge la espontánea demostración de la voluntad popular, que ya no es deseo, sino hecho consumado, y la sanciona. En todos los edificios públicos ondea la bandera tricolor. La han saludado las fuerzas de mar y tierra de la República; ha recibido de ellas los honores pertenecientes al jirón de la Patria. [...] Hoy se pliega la bandera adoptada como nacional a mediados del siglo XIX. De ella se conservan los dos colores y se le añade un tercero, que la tradición admite por insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad, con lo que el emblema de la República, así formado, resume más acertadamente la armonía de una gran España. Fundado en tales consideraciones y de acuerdo con el Gobierno provisional, Vengo en decretar lo siguiente: Artículo 1º.- Se adopta como bandera nacional para todos los fines oficiales de representación del Estado dentro y fuera del territorio español y en todos los servicios públicos, así civiles como militares, la bandera tricolor que se describe en el art. 2º de este Decreto. Artículo 2º.- Tanto las banderas y estandartes de los Cuerpos como las de servicios en fortalezas y edificios militares, serán de la misma forma y dimensiones que las usadas hasta ahora como reglamentarias. Unas y otras estarán formadas por tres bandas horizontales de igual ancho, siendo roja la superior, amarilla la central y morada oscura la inferior. En el centro de la banda amarilla figurará el escudo de España, adoptándose por tal el que figura en el reverso de las monedas de cinco pesetas acuñadas por el Gobierno provisional en 1869 y 1870. [...]"
3. Observaciones críticas a la bandera de la II República Española. Al texto del Decreto habría que hacerle las siguientes precisiones. Primero. Según dice el Decreto la bandera tricolor republicana había precedido, como enseña republicana popularmente aceptada, en más de medio siglo al advenimiento de la II República. No había sido así oficialmente. La bandera rojigualda había sido la bandera nacional de las Cortes de Cádiz. Había sido la bandera nacional con la que los ejércitos liberales se habían enfrentado a los carlistas. Había sido la bandera nacional de la I República. La I República se limitó a quitar la corona real del escudo de la bandera nacional sin modificar más ni el uno ni la otra. En segundo lugar, para formar el conjunto de los tres colores, obligatorios en cualquier bandera republicana que se preciara de tal desde la Revolución Francesa, se conservaron el rojo y amarillo, propios de la bandera de la antigua Corona de Aragón, y según dice literalmente el propio Decreto "se le añade un tercero { el morado obscuro}, que la tradición admite por insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad {la antigua Corona de Castilla}, con lo que el emblema de la República, así formado, resume más acertadamente la armonía de una gran España."
4. El color nacional de Castilla. Del color morado obscuro, añadido en la tercera franja horizontal inferior, la "tradición", según el texto del Decreto, afirma que es el distintivo de la antigua Corona de Castilla. Esa tradición no tiene ningún fundamento objetivo, como no lo tiene la leyenda de que los Comuneros, en su rebelión contra Carlos V, lo usasen en su pendón o en sus cruces distintivas. El color nacional de Castilla es el rojo carmesí. La confusión viene de que el componente ligeramente azul del carmesí puede acercarlo demasiado al purpura y cuando por uso o por incuria se va destiñendo, puede aparecer como morado. Los viejos Pendones de Castilla, olvidados en el ambiente hostil de iglesias y capillas, maltratados por el tiempo y por la incuria, pudieron parecer morados, pero no era ese su aspecto original, sino el advenido por el paso del tiempo y la labor destructora de la humedad y el polvo. En lo que lleva razón el Decreto es en que la adopción de la bandera tricolor republicana fue imposición de hechos consumados: "En pocas horas, el pueblo libre, que al tomar las riendas de su propio gobierno proclamaba pacíficamente el nuevo régimen, izó por todo el territorio aquella bandera, manifestando con este acto simbólico su advenimiento al ejercicio de la soberanía. Una era comienza en la vida española. Es justo, es necesario, que otros emblemas declaren y publiquen perpetuamente a nuestros ojos la renovación del Estado. El Gobierno provisional acoge la espontánea demostración de la voluntad popular, que ya no es deseo, sino hecho consumado, y la sanciona. En todos los edificios públicos ondea la bandera tricolor. La han saludado las fuerzas de mar y tierra de la República; ha recibido de ellas los honores pertenecientes al jirón de la Patria." La República no se entendía sin una bandera tricolor y esa bandera tricolor necesitaba del color morado aportado por los desvaídos, por los descoloridos pendones castellanos a lo largo de todo el s. XIX. También ayudó que cundiese en el ejercito el ejemplo de un prestigioso regimiento militar que uso el color morado como distintivo de nobleza, terminara casualmente denominándose "de Castilla" y quedasen en él así íntimamente unidos color y denominación 7. El ejemplo más significativo de la unión, durante el s. XIX, entre el morado obscuro y Castilla es el himno militar El Pendón Morado de arraigada tradición liberal 8.
1. El nunca oficialmente establecido himno nacional de la II República. La constitución republicana de 1931 no especificó cuál era el Himno Nacional. Definió la bandera y el escudo, pero no el himno. Tampoco hay en la Gaceta ninguna disposición sobre este asunto. Curiosamente el 29 de abril de 1931 se proclamó "La Marsellesa" como himno nacional provisional, por disposición comunicada por el Ministerio de la Guerra. La noticia la recogían el "Diario de Barcelona" y el "Diario de Tarragona" del 30 de abril de 1931: "Se ha dispuesto que en el ínterin se resuelva por el Gobierno Provisional de la República cuál ha de ser el Himno Nacional, se entenderá que es La Marsellesa para las Músicas y el toque de llamada para las Bandas de Cornetas y Tambores". El embajador francés se quejó, recordando que la "Marsellesa" era el himno nacional de los franceses. Como reacción a la respuesta francesa, una Orden Circular del Ministerio de la Guerra, de 30 de abril, rectificaba: "...hasta tanto se redacte un Reglamento de los Honores que por las Fuerzas del Ejército habrán de tributarse, mediante la revisión de todas las disposiciones hasta ahora vigentes en la materia (...) las Bandas de guerra sustituirán los toques de marcha antigua por un punto prolongado o un redoble de tambores en los casos en que corresponda batir marcha, hasta que se determine cuál ha de ser la marcha nacional. Hasta entonces también las Bandas de música militares tocarán el Himno de Riego cuando el honor que se tribute tuviere asignada la Marcha Real en las antiguas disposiciones". En una Orden Circular del mismo Ministerio de la Guerra de 25 de Junio siguiente se disponían los honores que en lo sucesivo tenían que tributarse a las Autoridades y mandos existentes en aquel momento. En ella sólo se empleaba la expresión "Himno nacional", sin aclarar cuál era éste (dando por sobreentendido que era el Himno de Riego).
Parece que fue empeño de Azaña el que el Himno de Riego se convirtiera en himno nacional durante la II República. Azaña quería proseguir la labor política modernizadora de lo que él consideraba el mejor liberalismo, el radical. El Himno de Riego era símbolo para él de todo el esfuerzo modernizador de aquel mejor liberalismo. Pero nadie estaba de acuerdo con Azaña. El himno de Riego no podía competir ni en letra ni en música con "La Internacional" o con "La Varsoviana" ("A las barricadas") de socialistas, comunistas o anarquistas. Tampoco con "La Marsellesa" de los liberales más preocupados por el rabioso presente y menos anclados en un pasado liberal que ya les parecía sólo "batallitas del abuelo Cebolleta". La derecha añoraba "La Marcha Real" y tenía sus propias canciones patriótico-religiosas. La extrema derecha se dividía entre "El Oriamendi" y "El Cara al Sol". Hubo que agilizar la música y el pueblo se encargó de inventarle letras "con más gancho", pero oficialmente incantables 9. Al final el Himno de Riego se convirtió en un pegadizo pasacalles sin letra que los comunistas, hasta la muerte de Franco, siguieron popularizando, convertido en la sintonía de la muy escuchada Radio España Independiente, Estación Pirenaica.
3. Texto del verdadero Himno de Riego. En 1820, Evaristo Fernández de San Miguel y Valledor (Gijón, 26 de octubre de 1785 - Madrid, 29 de mayo de 1862) componía para las tropas al mando de su superior y paisano un himno con el texto siguiente: 1.-
Serenos y alegres, Soldados, la patria 2.-
¡Blandamos el hierro, Soldados, la patria 3.-
¿El mundo vio nunca Soldados, la patria 4.-
¡Honor al caudillo, La patria afligida Soldados, la patria 5.-
Su voz fue seguida, Soldados, la patria 6.-
Ya la alarma tocan; Soldados, la patria 7.-
La trompa guerrera Soldados, la patria 8.-
Se muestran: ¡volemos, Soldados, la patria Es la arenga del comandante en jefe ante el ejército formado en línea, inmediatamente antes de comenzar el combate. Exalta las ventajas de quien se sabe luchador por la libertad frente a su enemigo, defensor de la opresión y de la esclavitud. El modelo es "La Marsellesa". Basta con recordar las primeras estrofas de ésta: Marchemos, hijos de la patria, Que ha llegado el día de la gloria El sangriento estandarte de la tiranía Está ya levantado contra nosotros (bis). ¿No oís bramar por las campiñas A esos feroces soldados? Pues vienen a degollar A nuestros hijos y a nuestras esposas.
¡A las armas, ciudadanos! ¡Formad vuestros batallones! Marchemos, marchemos, Que una sangre impura Empape nuestros surcos.
¿Qué pretende esa horda de esclavos, De traidores, de reyes conjurados? ¿Para quién son esas innobles trabas y esas cadenas Tiempo ha preparadas? (bis) ¡Para nosotros, franceses! ¡Oh, qué ultraje! (bis) ¡Qué arrebato nos debe excitar! Es a nosotros a quienes pretenden sumir De nuevo en la antigua esclavitud...
La música es de origen popular, pero su autor hoy nos es desconocido, aunque hay demasiados a los que se atribuye la autoría.
4. El chapucero texto del Himno de Riego oficial de la II República. Durante la II República se escogieron algunas estrofas, concretamente la 1, la 3 y la 7. El problema es que las estrofas 3 y 7, en la redacción del texto oficial del Himno de Riego de la II República son ininteligibles. La copia tiene tales faltas de ortografía y de redacción que no hay manera de entenderlas. Es toda una chapuza. Pongo en color la estrofa original para que pueda comprobarse lo que digo.
1.- Serenos y alegres, valientes y osados De nuestros acentos
Soldados la patria vencer o morir!
3.-
El mundo vio nunca que aquel que, inflamados, ¿El mundo vio nunca Soldados la patria vencer o morir.
7.-
La trompa guerrera ya ruge el cañón a Marte, sañudo,
La trompa guerrera
Soldados la patria nos llama a la lid, juremos por ella, vencer o morir.
4. La Alegoría 10 de la República. El 18 de septiembre de 2006 la historiadora francesa Florence Gauthier fue entrevistada por radio Palermo de Buenos Aires. Había dado una conferencia en Buenos Aires, organizada conjuntamente por el Centro de Investigaciones Filosóficas y el Instituto H. Arendt, sobre la influencia del sacerdote jesuita Juan de Mariana en los revolucionarios franceses. La historiadora francesa resumió su conferencia diciendo que "la teoría política del padre Juan de Mariana generó un vínculo entre los pensadores de la Revolución francesa. Mariana, que era español, desarrolló la idea del tiranicidio y del derecho a la resistencia a la opresión. Hay algo muy notable en la teoría política de este jesuita español, que vivió a caballo entre los siglos XVI y XVII, y fue su nombre el que pasó a Marianne, convertida en símbolo de la república revolucionaria. Y ese vínculo traía su origen en el hecho de que, en la teoría política del Padre Mariana, desempeñó un papel fundamental la confianza en el pueblo, y la confianza en el pueblo lleva a la soberanía popular, a una soberanía no entendida retóricamente, sino de forma efectiva y consecuente." Florence Gauthier recordó que el Padre Mariana escandalizó con sus ideas a los conservadores que fueron los que despectivamente llamaron a la República Revolucionaria "Marianne" en odio al jesuita. Los revolucionarios aceptaron el insulto como una alabanza y un honor. La República Francesa es representada oficialmente como una bella y fuerte mujer adulta, la "Marianne", tocada con el rojo gorro frigio, que simboliza la perennidad de los valores fundamentales de la República Francesa y de los ciudadanos franceses, la libertad la igualdad y la fraternidad. A la vez que hace presente a la Madre Patria, fogosa y guerrera; pacífica, alimentadora y protectora. Una de las representaciones más famosas de la "Marianne" es el cuadro de "La Libertad guiando al pueblo" de Eugène Delacroix, 1830. Representa la rebelión del pueblo de París el 28 de julio de 1830.
Ya la I República fue representada calcando la iconografía francesa. Pero ni la Primera ni la Segunda Repúblicas tuvieron mucho éxito. Salvo muy raras excepciones, se trata de representaciones muy mediocres, cuando no ridículas del todo. Cosa muy sorprendente cuando es evidente la alta calidad de los cartelistas e ilustradores que se dedicaron a la propaganda de las distintas fuerzas políticas de la II República. La explicación está en que no era la veta liberal clásica el aspecto más apreciado de la II República.
NOTAS 1 El precedente es Inglaterra ("the Glorious Revolution", La Gloriosa Revolución, 1688). El proceso comienza en USA (La Revolución Americana, 4 de julio de 1776), sigue en Francia (la Revolución Francesa, 14 de julio de 1789), España (Constitución Política de la Monarquía Española, Cádiz, 19 de Marzo de 1812), y culmina en las Colonias Americanas (Haití, 1804. Iberoamérica: 1808 – 1824).
2 Se ve bien en sus réplicas de 1820, 1830, 1848. Añádase la española 1868 y el Sexenio Revolucionario.
3 El Manifiesto Comunista (El Manifiesto del Partido Comunista, Manifest der Kommunistischen Partei, Londres, 21 de febrero de 1848) aparece muy poco antes de que en Francia estalle la revolución (23-25 de febrero de 1848).
4 Hay, desde sus inicios, en el liberalismo español una veta doctrinaria, radical y autoritaria muy bien expresada por una muy vieja canción liberal que tuvo un gran éxito después de los acontecimientos de 1820, El Trágala:
Hay muchas otras variantes:
5 La verdad es que de la Revolución Francesa, más que a la Asamblea Nacional (1789- 1792), a la que se imita es a la Convención Nacional (1792- 1795).
6 La “Marianne” tocada con el gorro frigio, símbolo también de la masonería liberal.
7 Es el caso del Tercio de los Morados, creado el 10 de septiembre de 1634, que encabezaba el Conde Duque de Olivares quien le prestó su propio color distintivo.
8 Obsérvense las analogías del lenguaje del Pendón Morado con el del Trágala y el del Himno de Riego.
9 Recordemos algunas:
10 En pintura y escultura llamamos alegoría a la representación simbólica de ideas abstractas por medio de figuras. Calderón en El verdadero dios Pan, define así la alegoría:
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